lunes, 5 de febrero de 2018

Sorrgalk, el gran anillo de lava


Por Videk Rzempiyalew, erudito y cartógrafo belario

A varios cientos kilómetros al sur de Måndregul, donde la vista desde el Gran Astillero Fulkenlag, en el Imperio de Fédregahl, es retratada en varios cuadros y postales en todo el continente, se encuentra una isla desde la que nadie puede salir, ni nadie puede entrar.

Aunque parezca obvio que esto pudiera tratarse de un enclave exuberante de piratas, cierta imposición gubernamental o cierto monstruo de las profundidades impidiendo el paso, no son el caso. Aquello que ha aislado a Sorrgalk del resto de Ihbn tiene una razón mucho más esotérica.

Sorrgalk es una isla donde el fuego reina completamente. Una gran isla volcánica, desde donde se escupen incesantes lenguas de lava que cubren toda la frontera como un anillo que repele al mar alrededor, en espectaculares ondas que contrarrestan a las corrientes marinas y conforman una aureola irregular que actúa como una barrera natural de kilómetros de espesor. Los barcos que encallan ante esta barrera son inmediatamente incinerados por las altas temperaturas, tanto de la lava como del aire alrededor, vaporizando velas, combustionando cascos y derritiendo carne de los huesos.



Los grifos y demás aves de transporte se ven desorientados al atravesar el anillo desde el aire; devolviéndose instantáneamente o descontrolándose en medio del vuelo, a menudo cayendo sobre la lava ardiente, donde les espera una muerte instantánea.

La gran cantidad de volcanes en esta región es inusual, y no solo por su cantidad, sino también por su gigantesco tamaño. Sûrte, ubicado en las planicies del sur, alcanza una altura de casi tres kilómetros de alto y cinco de largo, y contribuye a generar gran parte de los lagos de fuego que recorren como venas escaldadas por la isla, para posteriormente desembocar en la costa, alimentando al eterno anillo de fuego.

Es fácil suponer que una región así luce como un montón de planicies estériles y desecadas, o como un paisaje infernal digo de pesadilla. Lo cierto es que pese al inmenso calor y llamas que gobiernan Sorrgalk, es un lugar donde abundan curiosas formas de vida. El constante flujo de lava fertiliza la tierra, y aunque los árboles son quemados constantemente en gloriosos incendios, hay variadas formas de flores y arbustos que han desarrollado resistencias naturales a las implacables presiones y temperaturas de la zona. Incluso es posible encontrar un sinnúmero de especies nativas únicas a Sorrgalk, como cocodrilos estacados, tortugas cornudas y manglares de plantas humanoides depredadoras que podrían devorar a un hombre en cuestión de segundos.

Sin embargo, la mayor curiosidad la suponen extrañas formas de vida inteligente que a primera vista podrían parecer golems, pero una mirada más detallada, con ayuda de grandes catalejos desde embarcaciones exploradoras, revela que estas figuras son más bien semejantes a árboles otoñales vagamente humanoides, de corteza ferrosa y prodigiosa fuerza, que hacen de su hogar un gran asentamiento de roca oscura, obsidiana y extrañas amalgamas metálicas, apodada Sinmäranen, corazón ígneo de Sorrgalk.



Las observaciones que se tienen de estas formas de vida han cambiado drásticamente en solo 150 años: la primera vez que se les vio, durante el descubrimiento de la isla, no eran más que figuras leñosas buscando sobrevivir en cavernas naturales ante el implacable fuego alrededor. En un corto período de tiempo, ya dominaban el manejo del hierro y explotaban yacimientos naturales de éste y otros minerales para su uso. Se desconoce si su nuevo aspecto es producto de evolución natural o es cierta suerte de armadura cubriendo su anatomía, pero claramente son una raza inteligente que ha sabido aprovechar muy bien los recursos a su alrededor. No parecen emplear pólvora y tampoco se ve que conozcan de alquimia, pero son maestros de la manipulación del fuego y emplean herramientas que aprovechan el vapor generado por metales cobrizos desde donde pueden impulsar objetos a grandes distancias. Desde largos tubos paralelos, similares a los órganos de las iglesias de Fédregahl, lanzan enormes saetas con un ruido sordo, eyectadas tan fuertemente como una bola en un cañón. Con ellas, suelen cazar especies voladoras de las colinas donde la lava no llega, y alimentarse.
Ya que lo poco que se conoce de ellos solo es a través de observaciones distantes, no se sabe si son hostiles o si conocen más allá de su isla, puesto que parecen evitar a toda costa acercarse al anillo de lava que les rodea. Tampoco se les conoce lenguaje, salvo por sonidos sibilantes producidos con vapor a alta presión que emerge de ciertas cavidades en sus cabezas.

Rodeando cada volcán a la vista en la isla, es posible ver elementales de fuego alimentarse de la locura escaldada de Sorrgalk. Así como nacen a partir de las llamas de elementales mayores, mueren al cabo de minutos, sin antes dejar su descendencia. Un ciclo de vida y muerte tan rápido como interesante de observar.




Desde las altas esferas de Fédregahl ya se están realizando planes para encontrar una manera de entrar en la isla y conocer mejor sus secretos, pero dicho proyecto está aparentemente lejos de concretarse, pues el gran imperio tiene otros eventos apremiantes de los que preocuparse. La guerra contra los Nagashyr parece haber alcanzado un punto muerto en las colinas de Idsvarn, pero sigue consumiendo gran cantidad de recursos, tanto materiales como en soldadesca. Al parecer, los Nagashyr tienen dificultades para camuflarse con las ruinas de Korjää, lo que permite a los soldados kalevalenses luchar abiertamente con ellos, aunque sus oleadas son interminables. Pero eso es otra historia.

Nadie sabe qué secretos tendrá enterrados esta enigmática isla. ¿Será posible entrar en ella? ¿Algún día conoceremos más sobre sus curiosos habitantes?



Comentario del autor: Me pongo a tope con un aporte sobre una región geográfica dominada por el fuego. Se desconoce el nombre de estas figuras humanoides, inspiradas en los jötuns, los golems y los treants en diversos grados de variabilidad, pero pronto quizá lo sepamos. Tanto Sûrte como Sinmäramen son topónimos inspirados en Surt y Sinmara, regentes del Muspelheim, donde viven los gigantes de fuego en la mitología nórdica. Es bueno repasar un poco la historia, pero no quise ahondar tanto en ellos, sino que fuera un aporte más bien geográfico.

Aporte de Heimdal, de Fantasitura

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