domingo, 30 de julio de 2017

Los Minotauros



Los minotauros son lo que algunos llaman también "los hombres bestia", una raza de seres que jamas formaron parte de las razas civilizadas. Aunque poseen una inteligencia similar a esa de los humanos, ellos la emplean en forma de la salvaje astucia de los animales.

Estos minotauros proliferan en los bordes de las tierras civilizadas, viviendo del pillaje a villas pequeñas y granjas desoladas, y se cree que tales criaturas desdeñan a los titanes dedicándose más bien a la adoración de dioses blasfemos y demoníacos de los que los humanos poco conocemos.

Los minotauros se pueden encontrar en casi todos lados, aunque son mayores en números en las tierras desoladas de las regiones más al norte y más al sur del mundo. Algunos de estos minotauros hacen parte de tribus aliadas por débiles pactos y tratados comerciales y gobernadas por despóticos caciques o chamanes. No es común ver a bandas de estas tribus vagar más allá de sus tierras desoladas, y aquellos que se van por mucho tiempo son exiliados de sus tribus y de sus familias, un miedo que corroe hasta al más valiente de tales criaturas. La mayoría de los minotauros no construyen ciudades por si mismos, sino que se conforman con usar aquellas que han sido abandonadas por otros y mejorando sus fortificaciones o operando en pequeños campamentos y escondrijos, normalmente en cavernas de origen natural. Los minotauros saben usar el hierro y los utensilios de piedra y hueso, aunque sus herramientas son de calidad bastante pobre comparada con esas de los humanos.



Antiguo mosaico mostrando al legendario héroe Salos de Jokk, sometiendo a un minotauro



La cultura tradicional de los minotauros es extremadamente guerrera, sea contra tribus de otros minotauros o contra ciudades de otras razas, y cuando no están en guerra usualmente están planeando una. Muchos minotauros tienen la creencia que para vivir es mejor derrotar y subyugar hasta cuanto enemigo se atraviese en su camino, y controlar entre más recursos mejor, lo que los hace inmediatamente enemigos de otras razas y entre los suyos. Para un minotauro morir por vejez es un deshonor, y es bastante común que mueran jovenes en alguna escaramuza. Aquellos que han sobrevivido para ver sus primeras canas normalmente viajan en busca de un oponente que les quite la vida en combate singular en los caminos sino no lo han encontrado en el campo de batalla.

Los machos dominan la sociedad minotaura y las hembras son usualmente posesiones valiosas en el mejor de los casos, o poco más que animales domésticos en el peor. Los minotauros machos se enorgullecen de tener muchas esposas y muchos hijos, como también lo hacen de las cicatrices ganadas en combate o en sus paganos rituales religiosos. También suelen alardear de la posesión de esclavos, aunque nunca lo hacen con los de su propia raza, por lo que suelen tener muy pocos.

Los minotauros se reproducen de la misma forma y cantidad que otros mortales; sus crías son llamadas cachorros. Es posible el cruce de minotauros y otras razas (como los humanos), aunque los hijos de tales interacciones (normalmente violaciones) suelen heredar solo las características del padre. La extraña capacidad reproductiva de los minotauros es un misterior incluso hasta para los eruditos más sabios.

Las vidas de los minotauros son cortas comparadas con los humanos. Se consideran adultos a la tierna edad de los 11 años y el minotauro común vive poco más de 50 años, aún si logran evitar una muerte violenta. Un minotauro que tenga más de 50 años solo existe en los mitos más raros de esta extraña civilización.

De una conversación con Jostar, un bardo



(Aporte de Anzu, de Fantasitura)

miércoles, 19 de julio de 2017

Jing-kok (también llamado Destrozahuesos, Corredor feroz, Caballo-Cernicalo)

“Patas fuertes, pico hiriente, alas pequeñas, corre, corre que hay uno cerca”

Esa es la mejor manera de describir a un Jing-kok, la otra, es describir como queda una de sus presas luego de ocupar su afilado pico en ella, sin contar sus mortales patadas. Vive en las grandes llanuras, las praderas, los pastizales abiertos, en todo lugar donde pueda dar libre curso a su increíble velocidad, que según algunos puede superar a la de un caballo en pleno galope. Por su ferocidad muchos han intentado usarlo para la guerra pero son imposibles de domar, como mucho algunos reyes bárbaros lo han utilizado como mascota, y más de alguno se deshizo de algún enemigo dándole la oportunidad de salvarse corriendo a todo lo que dieran sus piernas: si lograba llegar a cierto árbol en la distancia, se le perdonaba la vida, claro que para darle más interés al asunto, y además para poder apostar si lo lograba o no, soltaban unos momentos después a un Jing-kok, animal con una notoria tendencia a perseguir lo que sea que este corriendo, menos al viento. Dos o tres cabezas más alto que un hombre promedio y con el pico enorme, afilado y ganchudo, no son un peligro... mientras no llames su atención.

[Imagen: diatrima.jpg]

Aunque presentes en todos los continentes son más comunes en el Quirim, donde también se encuentran los ejemplares más grandes. En Måndregul solían existir en gran numero pero han sido llevados casi a la extinción, solo en las tundras de Nirr pueden encontrarse ejemplares libres. No solo fueron cazados por el daño al ganado o por la propia gente a la que devoraban, sino por el capricho de muchos emperadores de Fédregahl que los hacían capturar vivos para llevarlos a los anfiteatros, donde los hacían pelear con otros animales salvajes, como Ghaams, lobos, cerdoespines, elefantes o minotauros, o los usaban para pelear con hombres armados, generalmente condenados a muerte que tenían la oportunidad de quedar libres, eso si conseguían vencer a criaturas capaces de arrancarte la mano de un picotazo.


Autor original Haradrim (o sea yo)

martes, 4 de julio de 2017

Sobre las aves de Ihbn

Jing-make:

— Hum… si, es grande, pero yo he visto cosas más grandes aun —Dijo el viejo guerrero, sin parecer en lo mas mínimo impresionado.
—¿Mas grandes? ¿Dónde?

—Cada vez que me la saco para orinar ¿Dónde crees?


Animal (muy sabroso según algunos) propio de las tierras cálidas del Quirim y más al sur, aunque se hallan parientes suyos en todo Ihbn, casi iguales en forma y costumbres, pero que nunca alcanzan su esplendido tamaño. Además en los continentes del norte se ha hecho costumbre capturar ejemplares que sirven como mascotas para reyes, emperadores, sumos sacerdotes y excéntricos, y digo también excéntricos porque una mascota cuya altura supera en tres a cinco cabezas a la del hombre más alto, y que además es extremadamente entupida (le gustan los objetos brillantes y se ha sabido de varios casos en que un Jing-make murió asfixiado al tragarse joyas e incluso cuentas de vidrio)… bueno, igualmente son buenas piezas de caza y sus muslos cocinados en jugo de semillas de asupandula con ajo se considera una delicia digna de reyes. Viven de frutos y hojas y suelen ser bastante tímidos con el hombre.

[Imagen: los-10-animales-prehistoricos-extinguidos5.jpg]
Un jing-make a punto de ser deborado por un varanosaurido.


Jing-kiki:


“Si escuchas su zumbido, enciende un fuego, arrójate al suelo, envuélvete en una manta y ruega por tu alma”.


Así se le llama en el Quirim, donde por suerte –Alabados sean los sesenta y seis dioses- son poco comunes, aunque en otras tierras tienen sus propias formas de llamarlo: pájaro mosca, pájaro avispa, abejorro de plumas azules, enjambre mortuorio, chillido de mil agujas, etc. Si ves a uno solo, no te impresionara para nada, mide apenas lo que la uña de tu pulgar, desde el pico a la cola, y su aspecto es idéntico al de tantos pajarillos que alegran el aire con sus colores y cantos. Pero este no canta, y si te fijas bien, veras que su pico es afilado y ganchudo como el de un águila, e igualmente efectivo.

Uno no impresiona nada, pero si vez solo a uno lo más seguro es que se trate de un explorador, y en ese caso solo te queda esperar —¿O seria más prudente huir? — y en unos cuantos minutos escucharas un estruendo como el de millones de avistas furiosas que vienen por tu sangre. Excepto que no son avistas, y que vienen no solo por tu sangre.

Cientos, miles, decenas de miles de pequeños jing-kiki que con sus pequeños y agudos picos desgarran tu piel y te arrancan pedacitos de carne hasta que nada queda de ti salvo los huesos y la ropa, con suerte. Pueden tardar varios minutos en despellejarte lo suficiente como para que mueras, aunque si eres afortunado perderás pronto la conciencia a causa del dolor.

Se cuenta la leyenda del viajero que yendo por un camino se encontró con un guerrero sentado a la vera del camino, totalmente cubierto por una gruesa armadura y casco, a tal punto que ni sus ojos se distinguían. Por curiosidad el viajero le hizo  una pregunta pero el guerrero no le contestó, volvió a preguntarle y nuevamente no hay repuesta. Le preguntó otra vez pero en distinto idioma y el resultado es el mismo, probó  con otro idioma y luego con otro, ¡y otro!, y en todos los casos no hay respuesta. Como no hay nadie que conozca tantas lenguas distintas —salvo una prostituta— el viajero se enfureció  y se acercó al guerrero, lo increpó, le gritó  y por ultimo lo zamarreó —valiente acto, en verdad— fuertemente, pero al primer toque, el yelmo se desprendió junto con el cráneo, y todo el resto del cuerpo se derrumba en un amasijo de huesos y metal. Todo esto, según la leyenda, obra de los diminutos y mortales jing-kiki.


[Imagen: 273765d1450204268-mirlo-metalico-azul-aimg_5565-ojo.jpg]
Un Jing.kiki, notese su perversa y cruel mirada

Novedades: ¡Hurra! ¡Tenemos nuestra propia Wiki! (o algo así por el estilo)

Pues eso, cree una wiki para este proyecto para subir los trabajos ya creados y dar mas facilidades a los posibles interesados en part...